Me gustaría expresar mi profunda preocupación por la amenaza de incendios que dañan los ecosistemas en Chile y resaltar la importancia del cambio cultural en nuestra sociedad para abordar eficazmente este desafío.
Estamos al borde de los mayores eventos de incendios de una era que ha cobrado cada vez más importancia debido a la crisis climática, la biodiversidad y los movimientos poblacionales que afectan al mundo y al país. Los números no mienten: en los últimos 30 años hemos visto cómo la media anual de hectáreas dañadas por incendios ha aumentado, con efectos devastadores en nuestros ecosistemas, como los incendios de 2017 y el verano pasado.
Sin embargo, lo triste es que la mayoría de estos incendios son de origen humano, ya sea intencionalmente o como resultado de negligencias o accidentes. Esto nos lleva a una conclusión: la prevención y todas las medidas que podamos tomar son claves para revertir esta tendencia.
El Instituto Nacional Forestal (CONAF) ha realizado esfuerzos encomiables para prepararse para este período 2023-2024 y su compromiso se evidencia en todas las actividades realizadas hasta la fecha. Esta iniciativa se suma a otras organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, pero la responsabilidad no puede recaer únicamente en las corporaciones. Nosotros como ciudadanos tenemos un papel fundamental que desempeñar en esta tarea.
El cambio cultural es necesario. Necesitamos cambiar la forma en que interactuamos con el medio ambiente y aprender a cuidarlo. Las costosas campañas publicitarias o el gasto público en el alquiler de aviones y máquinas para controlar los incendios no serán eficaces sin un cambio en la conciencia de los ciudadanos. Detener incendios en parques nacionales o utilizar máquinas que generen chispas, utilizar el fuego como herramienta en condiciones secas y calurosas, sin la protección adecuada, son ejemplos de acciones básicas, pero a la vez básicas.
El gobierno del Presidente Gabriel Boric y las directivas del Ministro de Agricultura Esteban Valenzuela prácticamente han triplicado el presupuesto de Konaf destinado a la prevención de incendios, lo que creemos es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, el éxito de esta inversión depende de la cooperación entre el sector público y privado, la acción conjunta con los gobiernos regionales y comunales, y con todos los ciudadanos en general.
Nuestra campaña debe ser clara: «Prevenir incendios es más fácil que combatirlos». Es un llamado a la acción, un recordatorio de que la responsabilidad recae en nosotros. El cambio cultural que necesitamos es un cambio profundo en nuestra relación con el medio ambiente y nuestra visión de la prevención de incendios.
Espero que esta carta sirva como un llamado a la reflexión y la acción. Chile cuenta con una riqueza natural inigualable que brinda vida y crea oportunidades de empleo, recreación, espiritualidad, crecimiento económico y, en definitiva, el desarrollo del país. Es nuestra responsabilidad proteger los ecosistemas para las generaciones futuras. La prevención de incendios debe ser nuestro deber y tradición.
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