El cierre de Huachipato y el futuro de la industria siderúrgica de Chile

Después de 74 años como motor económico, la planta siderúrgica más grande de Chile, Huachipato, cerró. El cierre afecta a miles de trabajadores y lleva a la región de Biobío a buscar una nueva identidad industrial en medio de la competencia global y los desafíos ambientales.

Un golpe al corazón industrial de Chile

La icónica chimenea de Huachipato, símbolo de la planta siderúrgica más grande de Chile y un faro de orgullo industrial en la región del BioBío, fue apagada ayer, marcando el fin de una tradición de 74 años. Durante décadas, Huachipato fue el motor económico de la región, pero este cierre inesperado no sólo marca el fin de una era para la industria siderúrgica del sur de Chile, sino también un cambio profundo en el panorama industrial del país.

El cierre final se produjo con el cierre de la planta de coque, la pieza central de la instalación que produce el carbón necesario para convertir el hierro en acero. «La coque siempre ha sido el corazón de Huachipato y ahora no se para. Si se para no se puede volver a arrancar», dijo a Efe Fernando Orellana, presidente del Sindicato 2 de Huachipato.

Huachipado, propiedad del Grupo CAP, ha sido durante mucho tiempo un pilar de la industria siderúrgica de Chile, en Talcahuano, a unos 500 kilómetros de Santiago. Sin embargo, la dura competencia de las importaciones baratas de acero chino, incluso con los aranceles impuestos por el gobierno, provocó una pérdida total de 412 millones de dólares en el primer semestre de 2024. La precaria situación financiera culminó con el cierre de la planta, dejando sin trabajo a más de 20.000 trabajadores directos e indirectos. .

Trabajadores veteranos como Orellana, que ha trabajado en Huachipato durante 37 años, están luchando con la realidad del cierre. Sin embargo, el impacto no se limita a la generación mayor; Los trabajadores más jóvenes como Ricardo Guajardo, de 29 años, también se ven afectados. «Pensábamos que nos jubilaríamos con esta empresa, pero ahora tenemos que reinventarnos y buscar otras alternativas», reflexionó Guajardo.

Efecto dominó económico

El cierre de Huachipato tendrá profundas consecuencias económicas para la región del BioBío, que durante mucho tiempo ha dependido de la industria manufacturera. La Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) estima que el cierre resultará en una reducción del 3% en el producto interno bruto (PIB) de la región en un área que aporta casi el 6% a la economía nacional.

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«Históricamente, la industria manufacturera jugó un papel importante en la región, pero en la última década ha disminuido en favor de los servicios. Ahora estamos en una fase de transición debido a las crisis en industrias tradicionales como la del acero», afirmó la Cámara de Producción y Comercio del BioBío (CPCBB), en entrevista con EFE, el presidente Álvaro Ananías.

La economía regional ha disfrutado de un crecimiento constante durante los últimos cuatro años, pero el banco central de Chile prevé una caída del 0,9% en el segundo trimestre de 2024. El cierre de Huachipato empeorará la crisis económica, especialmente para las empresas locales que durante mucho tiempo han dependido de la acería para su sustento.

«Huachipato fue un gran comprador para muchos pequeños y medianos proveedores de la región y de todo el país», explicó Ananías. El cierre de la planta resultaría en una pérdida de 350 millones de dólares en compras anuales, lo que llevaría al colapso de muchos negocios relacionados. «Aquí se está perdiendo un enorme poder adquisitivo», añadió.

Para el BioBío, que históricamente ha prosperado gracias a la manufactura, el cierre de Huachipato resalta la urgente necesidad de diversificación económica. Mientras industrias clave como la del acero languidecen, los líderes regionales están luchando por encontrar nuevos motores de crecimiento que garanticen la sostenibilidad económica a largo plazo.

La nueva ruta industrial de Chile

A medida que cambia el panorama económico en el BioBío, el gobierno de Chile está interviniendo con planes para mejorar el futuro industrial de la región. Reconociendo la necesidad de tomar medidas urgentes, el gobierno ha introducido el Plan de Fortalecimiento Industrial para reactivar el sector y salvaguardar los empleos. Esta estrategia integral incluye acelerar las inversiones públicas y privadas, crear nuevas industrias y explorar enfoques ambientalmente sostenibles para la producción de acero, como el «acero verde».

La Mesa por el Empleo, una iniciativa en la que participan más de 50 empresas, trabaja activamente en el desarrollo de estrategias de corto, mediano y largo plazo para «recuperar» y «reindustrializar» la región del BioBío. «La transición debe ser amplia y enfocada a la exploración de nuevos negocios, con fuerte énfasis en la educación continua», enfatizó Fernando García, presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimed).

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Según Álvaro Ananias, una de las soluciones más inmediatas es aumentar la inversión pública y reconstruir el sector industrial de la pesca del calamar, limitado desde que la ley de 2018 priorizaba a los pescadores artesanales. Ananías cree que reinvertir en el sector ayudará a crear empleo en el corto plazo.

Mientras tanto, Horacio Fuentes, presidente de la Confederación de Trabajadores Metalúrgicos de la Industria y Servicios (ConstraMed), aboga por la reubicación de trabajadores migrantes al sector minero. «La minería puede ser una de las industrias que absorbe gran parte de los trabajadores desempleados», dijo a Efe Fuentes.

A pesar de estos esfuerzos, las alternativas a corto plazo para miles de trabajadores desplazados siguen siendo limitadas y a muchos les resulta difícil encontrar nuevas oportunidades. «A muchos nos va a costar encontrar trabajo por la escasez de empleo», lamentó Orellana. A medida que se sigan sintiendo los efectos del cierre, la tasa de desempleo regional aumentará en los próximos meses.

Creencias e incertidumbre de los trabajadores

Para muchos trabajadores, el cierre de Huachipato parece el fin de un sueño. Los empleados más jóvenes como Ricardo Guajardo, que se unieron a la empresa esperando permanencias prolongadas, ahora contemplan un futuro incierto. «Cuando la empresa vuelva a abrir, quiero volver, encontrar un mejor puesto y quedarme hasta jubilarme», dijo Guajardo, aferrándose a la esperanza de que algún día Huachipato vuelva a abrir sus puertas.

La perspectiva de reabrir Huachipato en un futuro próximo sigue siendo una posibilidad, aunque remota. Con un enfoque renovado en la producción de «acero verde» y el uso de fuentes de energía renovables, los expertos de la industria han especulado que la planta volverá a funcionar en cuatro o cinco años. Se alineará con las tendencias globales hacia prácticas industriales sustentables y renovará la posición de Chile en la industria del acero.

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Mientras tanto, trabajadores como Guajardo deben navegar por la problemática realidad del desempleo en una región donde los empleos son escasos. Muchos están considerando reciclarse o mudarse a otras áreas en busca de trabajo, mientras que otros tienen la esperanza de que el programa de fortalecimiento industrial del gobierno traerá nuevas oportunidades al BioBío.

Para quienes han pasado décadas en Huachibato, el cierre no es sólo la pérdida de un trabajo, sino el fin de la vida. «Para muchos de nosotros, Huachipato era más que una institución: era una comunidad», dijo Orellana. «Esperábamos retirarnos aquí y ahora tenemos que afrontar la realidad de empezar».

El costo emocional del cierre es palpable, pero también lo es la reacción de los trabajadores y de la comunidad en general. A medida que el BioBío se embarca en este período de transición, la capacidad de la región para adaptarse y evolucionar será fundamental para determinar su éxito futuro.

El cierre de Huachipato, la acería más grande de Chile, marca el final de un legado de 74 años y el comienzo de un nuevo capítulo desafiante para la región del BioBío. El cierre de una planta siderúrgica que alguna vez fue el motor de la economía chilena ha dejado a miles de trabajadores sin trabajo y ha provocado conmociones en la economía local.

Mientras la región enfrenta una recesión económica, el gobierno chileno y los líderes de la industria están trabajando para encontrar soluciones, incluidos esfuerzos para revitalizar la industria y desarrollar nuevas industrias. Sin embargo, el camino a seguir es incierto y para los trabajadores desplazados, encontrar nuevas oportunidades en un mercado laboral que cambia rápidamente puede no ser una tarea fácil.

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A pesar de los desafíos, existe la esperanza de que algún día Huachipato pueda reabrir con un enfoque renovado en la sostenibilidad y la energía verde. Hasta entonces, la sociedad debe confiar en su resiliencia y adaptabilidad para afrontar estos tiempos difíciles y emerger más fuerte ante la adversidad.

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